Iniciando el Domingo de Ramos, hasta el Domingo de Resurrección, la Semana Santa es el periodo de intensa actividad dentro de la Iglesia.
El jueves, el viernes y el sábado santos, o triduo pascual, simbolizan el cambio del mundo viejo al nuevo, son los días de renovación a través de la búsqueda y muerte de Jesús, por lo que no se ofrecen misas personales de ningún tipo.
El viernes santo se cumple el episodio más triste de la Semana Santa: la muerte de Cristo.
El sábado de gloria se celebra la vuelta del espíritu de Cristo al reino de Dios.
El domingo de resurrección se alcanza el momento de mayor júbilo, pues Jesucristo vuelve desde la muerte.
En la Semana Santa se recuerda la última cena de Jesús con sus 12 discípulos; la traición de Judas, que entregó a Jesucristo para que fuera sentenciado y condenado a muerte; el vía crucis y la crucifixión.
El vía crucis es el camino de la cruz, el recorrido que hace Jesús coronado de espinas, cargando la cruz a donde fue clavado en la cima del monte del Calvario.
En el transcurso, Jesús recibe los azotes e insultos de la guardia romana, cae exhausto en tres ocasiones y vive además el inmenso dolor de su madre, María, y de María Magdalena.
Las catorce estaciones del vía crucis simbolizan para los cristianos el camino de dolor que lleva a la resurrección del espíritu.